Un gran siniestro puede poner a prueba no solo la solidez estructural de un edificio, sino también la preparación legal, técnica y aseguradora de una comunidad de propietarios. Incendios, explosiones, derrumbes o inundaciones severas no son solo titulares de prensa: son realidades que pueden ocurrir y cuyos efectos —si no se está bien asegurado— pueden prolongarse durante años.

Un ejemplo cercano y trágico fue el incendio del edificio de Campanar en Valencia (febrero de 2024), que arrasó un complejo residencial de 138 viviendas, dejó múltiples víctimas mortales y expuso la fragilidad de muchos seguros ante este tipo de catástrofes. Pero no es un caso aislado. El derrumbe del edificio en Badalona en 2020, las explosiones por gas en Madrid (calle Toledo, 2021) o las inundaciones en Murcia y Alicante también han puesto a prueba la capacidad de reacción de propietarios, aseguradoras y autoridades.

Entonces, ¿qué debemos tener en cuenta desde el punto de vista del seguro en un gran siniestro?

¿Qué se considera un gran siniestro en una comunidad?

Hablamos de gran siniestro cuando los daños afectan significativamente a elementos estructurales, comunes o privativos de un edificio, con consecuencias graves tanto materiales como humanas. No se trata solo de daños localizados, sino de situaciones que afectan a la habitabilidad, seguridad o integridad del inmueble.

👉 Ejemplo: En el caso de Campanar (Valencia), el incendio consumió la totalidad de dos torres, dejando sin hogar a más de 100 familias y afectando incluso a propiedades colindantes. La intervención de múltiples pólizas y la gestión del realojo inmediato fueron esenciales.

¿Qué pólizas se activan en un gran siniestro?

Dependiendo del tipo y alcance del siniestro, pueden entrar en juego varias pólizas:

  • Comunidad de propietarios: Cubre el continente (estructura, fachadas, zonas comunes).

  • Hogar de cada vecino: Abarca contenido (enseres, electrodomésticos) y, a veces, continente.

  • Comercio o locales: Protege contenido, mercancías y lucro cesante.

  • Arrendadores e inquilinos: Pueden contar con coberturas por pérdida de alquileres o bienes propios.

👉 Ejemplo: En el derrumbe parcial del edificio en Badalona (2020), se activaron pólizas de comunidad, hogar y hasta seguros personales de responsabilidad civil por parte del constructor.

¿Qué es el infraseguro y por qué es un problema frecuente?

El infraseguro ocurre cuando el capital asegurado es menor al valor real del bien. Esto limita drásticamente la indemnización. En edificios antiguos o comunidades sin asesoramiento técnico, es muy habitual no actualizar el valor del inmueble o no incluir costes como desescombro, demolición o mejora normativa.

👉 Ejemplo: Tras una explosión de gas en Burgos (2016), muchos vecinos descubrieron que su comunidad no había actualizado el capital asegurado desde hacía una década. La reconstrucción quedó parcialmente cubierta, y el resto debió asumirlo la comunidad.

¿Y el sobreseguro? ¿Es realmente tan grave?

El sobreseguro implica pagar una prima más alta por un capital superior al valor real del bien. No genera más indemnización, pero sí un coste innecesario. Suele ocurrir cuando se incluye el valor del suelo en el continente o se contratan coberturas duplicadas sin coordinación.

👉 Ejemplo: En algunos casos del Mar Menor tras las inundaciones de 2019, se detectaron viviendas aseguradas hasta el doble de su valor real. La aseguradora pagó lo que correspondía al daño, pero los propietarios habían estado pagando primas excesivas durante años.

¿Qué coberturas adicionales son clave ante un gran siniestro?

Una buena póliza debe contemplar más que solo daños materiales. Entre las garantías útiles destacan:

  • Demolición y desescombro.

  • Gastos de salvamento y realojo.

  • Reposición de llaves, cerraduras o documentos.

  • Pérdida de alquileres.

  • Asistencia jurídica.

👉 Ejemplo real: En Valencia, se activó un plan de realojo urgente para más de 50 familias. Solo quienes tenían pólizas con cobertura por inhabitabilidad pudieron acceder rápidamente a soluciones dignas. Otros dependieron de ayudas públicas o soluciones provisionales.

¿Qué papel tiene el perito en estos casos?

El perito de seguros es quien determina la cuantía de los daños y emite el informe que servirá de base para indemnizar. Es clave facilitarle toda la documentación: pólizas, escrituras, contacto de propietarios, planos, fotos del estado previo y posterior.

👉 Consejo real: Tras la explosión en Madrid (2021), algunas familias pudieron acelerar el proceso porque tenían inventarios fotográficos del contenido de sus viviendas. Esto ayudó a justificar los bienes perdidos y agilizó la valoración.

¿Qué ocurre si hay varias pólizas cubriendo el mismo siniestro?

Esto se conoce como concurrencia de seguros. El asegurado debe notificar a todas las compañías implicadas. Se puede reclamar a cualquiera, y luego las aseguradoras se reparten internamente el coste según los capitales asegurados.

👉 Ejemplo: Un local comercial afectado por un incendio puede estar cubierto por la póliza del edificio y la suya propia. El comerciante cobra por una, y las aseguradoras acuerdan la distribución del coste. No se cobra el doble.

¿Es útil contar con defensa jurídica en la póliza?

Sí, y es cada vez más recomendable. En grandes siniestros pueden surgir reclamaciones cruzadas: entre vecinos, contra empresas constructoras, administraciones públicas o incluso entre aseguradoras.

👉 Ejemplo: En el derrumbe de un edificio en Málaga (2017), algunos propietarios necesitaron asistencia legal para reclamar responsabilidades al promotor por vicios ocultos en la construcción.

Conclusión: ¿Está preparada tu comunidad para enfrentar un gran siniestro?

La lección de todos estos casos es clara: no basta con tener una póliza, hay que tener una póliza adecuada. Y esto implica:

  • Revisar capitales asegurados anualmente.

  • Incluir coberturas adicionales según riesgos específicos.

  • Coordinar pólizas de comunidad y particulares.

  • Establecer un plan de actuación y contacto con peritos y aseguradoras.

  • Contar con asesoramiento profesional continuo.

Un gran siniestro no se puede prever, pero sí se puede preparar. Y como demuestra la experiencia en Valencia, Badalona, Madrid o Murcia, la diferencia entre una gestión eficaz y un calvario legal y económico puede estar en cómo tengas estructurado tu seguro.

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